domingo, 20 de mayo de 2007

¿Cambio de paradigma o toma de conciencia?



..."Los creativos, por su parte, no tardaron en tomar cartas en el asunto, y redoblaron la apuesta"...
... "establecieron nuevas tendencias en la publicidad, con campañas donde se reivindica el autoestima del usuario"...

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Si se quisiera buscar un comienzo, este sería el apropiado...

Con sus escasos 40 kilos y su 1.69, Twiggy se convirtió en la supermodelo de la década del 60. Sus apenas 17 años la catapultaron a una fama inexplicable. Su rostro recorrió las tapas de las revistas más importantes del mundo.



El pelo corto, fiel al estilo Garçon, color platinado y sus enormes ojos azules enmarcados por pestañas postizas haciendo juego con un excesivo maquillaje formaron su estética de eterna adolescente, prototipo que pasaría a la historia en el mundo de la moda. Los vestidos cortos y las minifaldas Mary Quant rompieron con los cánones de belleza establecidos en la década del 50 por el conocido “New Look” de Christian Dior, que tenía como modelos cuerpos curvilíneos.

A pesar de que su excesiva falta de peso fue amplia e indiscutiblemente aceptada a nivel mundial por miles de adolescentes, en este cambio de paradigma, no faltó la oposición de padres aterrados por la amenaza que esto presuponía para miles de jóvenes ávidas de imitar esta imagen escuálida; camino que conduciría inevitablemente a la anorexia.




Casi 50 años después, podemos reconocer que aquellos padres que manifestaron su oposición a este cambio no habían equivocado sus razones.

La mala alimentación crece de forma continua y acelerada. Jóvenes adolescentes y niñas en edades cada vez mas tempranas son afectadas, producto de un sistema que impone prototipos de belleza con medidas y formas cada vez mas estrictas e irreales.




Diseñadores, publicistas, empresarios y creativos del mundo de la moda utilizan como soporte de sus productos modelos extremadamente delgadas, estableciendo el concepto delgadez como lo “bello”.


El resultado...


Tal es la gravedad de la situación y el estado de alerta, que se comenzaron a tomar recaudaos desde las pasarelas. En septiembre pasado la Pasarela Cibeles de Madrid sólo dejó desfilar modelos cuyo aspecto era saludable.

Los creativos, por su parte, no tardaron en tomar cartas en el asunto, y redoblaron la apuesta. No solo trabajaron en rechazo del prototipo establecido como belleza en su campañas, sino que además establecieron nuevas tendencias en la publicidad, con campañas donde se reivindica el autoestima del usuario.




Ya no se piensa en productos consumidos por una elite y su consecuente sentido de pertenecía provocado en el consumidor, sino que se piensan productos para todos, para cada uno, para la gente común, sencilla, independiente y única; estableciendo así, una nueva belleza “natural”y heterogénea.





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